Por Marta Martínez Tato
Cada vez son más las novias que se lanzan a la aventura de organizar su propia boda. Es cuestión de ser ordenada, tener muy claro lo que se quiere y ser muy consciente de los timings que se manejan.
Con estas tres premisas básicas, puede salir la boda perfecta sin más intermediarios que tú y tus ideas. Eso sí, la organización y el orden son clave. Si estás dispuesta a ponerte al mando de tu boda y temes que cualquier detalle se te escape y te dé un disgusto a última hora, simplemente tienes que tener en cuenta cuatro cosas para disfrutar del proceso y que tu boda sea tal y como querías:
Sin iglesia –o cita en el juzgado- no hay boda. Antes de ponerte manos a la obra, fijad una fecha. Puede que tengas una muy especial ya en mente pero antes de lanzar las campanas al vuelo, asegúrate que está disponible en la iglesia o juzgado donde quieres casarte.
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Si vas con el tiempo justo, será bueno pensar alternativas posibles, sobre todo si has pensado en iglesias como la Concatedral de San Nicolás o Santa María donde la agenda puede ser apretada.
Lo primero, tu vestido: si has decidido que llevarás un traje a medida, hecho y diseñado especialmente para ti tienes que tener en cuenta que el tiempo de preparación es más extenso.Tendrás que acudir a una primera cita para definir estilo, telas y dar las pistas de lo que quieres.
Con esta primera visita, realizarán algún boceto y pruebas sobre maniquí para que elijas el definitivo y a partir de aquí, una serie de pruebas irán definiendo tu vestido.
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Seis meses como mínimo es lo ideal para esta fórmula, aunque si vas con más tiempo, disfrutarás mucho más del proceso y de los posibles imprevistos. Si ya tienes fichado algún vestido de marca, con tres o cuatro meses de antelación, puedes tenerlo listo.
Tanto la iglesia como el vestido son fundamentales a la hora de organizar tu boda, ¡cuida hasta el mínimo detalle!
Foto de portada: Paula. G. Furió ~ Boda de Rocío e Iván