En una fresca mañana de diciembre, un grupo de mujeres se reunieron en una encantadora finca antigua del Siglo XVIII para sumergirse en la magia de la Navidad. Entre risas y entusiasmo, se encontraban algunas amigas de toda la vida y otras que apenas se conocían, pero que pronto se convertirían en compañeras unidas por los centros de mesa.
En el corazón de la finca, rodeadas por la historia que susurraban las viejas paredes de piedra, se había preparado un espacio acogedor y lleno de luz para la ocasión.
Las mesas estaban adornadas con manteles de cuadros escoceses y detalles navideños, mientras que en el centro de cada una se hallaban cestas repletas de pinos, abetos, eucalipto y otras verdes maravillas de la naturaleza.
En el rincón más especial de la sala aguardaba Carmen, una florista profesional con un corazón tan cálido como sus creaciones. Con manos expertas, guiaba a las mujeres en la confección de hermosos centros de mesa navideños. El aroma a frescura y la textura de las hojas llenaban el ambiente de una atmósfera mágica y reconfortante.
Las participantes se sumergieron con entusiasmo en la tarea, compartiendo risas y anécdotas mientras daban forma a sus creaciones. Algunas se arriesgaban con combinaciones atrevidas, mientras otras preferían la elegancia clásica de las piñas naturales. Carmen, con paciencia y alegría, ofrecía su sabiduría y ayudaba a cada una a expresar su creatividad.
Las participantes guiadas por Carmen Baeza y disfrutando del trabajo individual para conseguir un precioso centro Navideño
La finca, con sus gruesas paredes y su historia centenaria, se llenó de risas y murmullos festivos. Cada mujer encontró su propio ritmo y estilo, creando piezas únicas que reflejaban no solo la belleza de la temporada, sino también la singularidad de cada una.
A medida que avanzaba la mañana, el aroma del café recién hecho y la deliciosa bollería artesanal comenzaron a invadir el espacio. El sonido de las tazas chocando y las risas continuó mientras todas se sentaban alrededor de una mesa festivamente decorada para disfrutar de un merecido desayuno.
Entre mordiscos de cocas esponjosas, cocas de mollitas y magdalenas recién hechas y sorbos de café caliente, las mujeres compartieron historias de sus propias tradiciones navideñas y sueños para la temporada. La finca, ahora llena de centros de mesa brillantes y coloridos, cobró vida con la esencia pura del espíritu navideño.
Después del desayuno, el grupo se aventuró a explorar más rincones de la finca, descubriendo cada rincón decorado con destellos de glitter, lazos de raso y elementos encantadores que añadían un toque mágico a cada espacio.
El espíritu navideño había tejido un lazo especial entre estas mujeres, convirtiendo un simple encuentro en una experiencia compartida que perduraría en sus corazones.
La mañana concluyó con unos cuantos brindis con vinos espumosos de Alicante por las fiestas , la salud y las nuevas amistades. Y con abrazos cálidos y promesas de mantener viva la tradición para el próximo año.
Asistieron:
Amalia García López, Amelia Salar, Emma Espuch ,M.ª Asunción González ,Cristina Jiménez ,Cecilia Soto, Paloma Amo ,Anabel Abad, Ana Más ,Toñi Pulido, Toñi Ramos, Marisa Ortega, Carmen Baeza, Mayte Valverde y Ana Espadas, Abel Gil y Víctor López de Bodegas Bocopa.
Mientras se despedían, llevaban consigo no solo hermosos centros de mesa, sino también la alegría y el compañerismo que solo la magia de la Navidad puede inspirar.
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