El Desierto de Atacama es el Mejor Destino Romántico de Sudamérica. Los World Travel Awards, conocidos como los Oscar del turismo, han destacado, por segundo año consecutivo, al Desierto de Atacama como el Mejor Destino Romántico de Sudamérica.
El amor está en todas partes en el Desierto de Atacama !
Chile ha sido premiado en diversas categorías en los World Travel Awards, los Oscars del turismo, y una de ellas es la de Mejor Destino Romántico de Sudamérica. En concreto, la zona destacada ha sido Atacama, el desierto más árido del mundo. Se trata de un lugar único e ideal para escaparse cualquier época del año, con los cielos más despejados y puros del mundo y un paisaje de colores y relieves únicos en el planeta.
Recientemente, la influencer María Pombo disfrutó junto a su marido Pablo Castellanos recorriendo el Valle de la Luna y el Valle de la Muerte en un viaje organizado por Nuba, agencia de grandes viajes a media y exclusivos. También pudieron deleitarse con la espectacular oferta gastronómica y con la exclusiva oferta hotelera. Rodeados de volcanes, entre los que destaca el volcán más alto de Sudamérica, el mítico Licancabur, geysers, lagunas altiplánicas rodeadas de fauna y flora nativa protegida y termas completamente naturales.
Chile, la tierra de los contrastes, se ha convertido en tendencia para los honeymooners, influencers como María Pombo lo han escogido como su destino de luna de miel.
El desierto más árido del mundo es un destino romántico de otro planeta por sus paisajes marcianos, por sus puestas de sol, por sus cielos prístinos, por sus infinitas opciones wellnes y porque el amor está en cada rincón, incluso existe la leyenda sobre el amor eterno que el volcán más alto de Latinoamérica, el Licancabur y su amada, el cerro Quimal tienen.
Si quieres sorprender a tu amada, no dudes que este viaje, será una aventura maravillosa, donde compartir mucho: deporte, gastronomía, fotografía y unos cielos estrellados que no tienen parangón!
Cuentan los lugareños del norte de Chile, que el joven Licancabur no podía huir de su destino que lo llevaría a ser la montaña más importante para los habitantes del desierto. Pero eso no le interesaba, ya que siempre en su mente estaba Quimal, la joven de una belleza única e imaginable. Ellos pasaban cada tarde sentados al borde del salar observando el sol morir tras aquella solitaria cordillera sin montañas, que más tarde se la llamarían Domeyco. Ambos se enamoraron apasionadamente y se prometieron jamás separarse.
Cada año en los meses de febrero y agosto la promesa de amor eterno florece con la sombra de Licancabur que acaricia en la distancia a la solitaria Quimal y avivan sus sentimientos.