De la obsesión al despertar: Mi experiencia con el fast fashion y lo que aprendí

Cuando la moda dejó de tener sentido

Desde siempre he sido una apasionada de la moda, pero mi relación con ella ha evolucionado con los años. Antes de la irrupción de las grandes cadenas, yo era más de calidad que de cantidad. En eso tuvo mi madre la culpa !

Zara , por ejemplo,no abrió hasta 1975, y yo pertenezco a una generación que compraba menos, pero elegía mejor.

La moda era durabilidad, diseño y estilo, no consumo frenético. Los accesorios eran mi debilidad porque siempre creí que podían transformar un outfit y hacerlo único.

Zapatos, bolsos, carrés, collares, pendientes ,sombreros, broches… Pero con el tiempo, el mercado cambió y, sin darme cuenta, fui arrastrada por la locura del fast fashion…


Del minimalismo al exceso: La evolución del consumo

En mis primeros años siguiendo la moda, mi estrategia era clara: invertir en prendas de calidad, atemporales, que pudiera combinar una y otra vez, adaptándolas a diferentes momentos y tendencias. Pero luego llegaron las marcas de precios bajos y, con ellas, la tentación de renovar constantemente el armario cada temporada. Comprar, comprar y comprar.

Pasé de elegir cuidadosamente mis prendas a acumular sin pensar demasiado. Primero fueron las cadenas de ropa asequible, después la llegada del comercio online lo aceleró todo. Y, de repente, nos vimos inmersos en un tsunami de consumo: Shein ( 2008 Nanjing), Temu ( 2022 Boston), Alibaba, Amazon… la moda rápida llevada al extremo.

El problema es que la oferta era demasiado tentadora. Vestidos por 5€, bolsos por 10€, camisetas, jeans…un outfit entero por menos de lo que costaba una camisa de buena calidad hace años. ¿Cómo resistirse? Yo tampoco lo hice.

Las marcas también comenzaron en Estados Unidos a lanar colecciones de todo tipo para reforzar las ventas como las resort, crucero, pretemporada, que aunque no son fast fashion vienen impulsadas por esto y por clientes que demandan más variedad entre las colecciones clásicas de primavera-verano y otoño-invierno.


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El punto de inflexión: Cuando la ropa dejó de durar

Lo que empezó como una forma de experimentar con nuevas prendas se convirtió en una frustración. La calidad de estas piezas, en la mayoría de los casos, era lamentable: tejidos que no aguantan ni un lavado, prendas que hacían bolas tras un par de usos, telas sintéticas que daban alergias y cortes mal confeccionados que nunca terminaban de sentar bien.

Me di cuenta de que estaba gastando más dinero en piezas que apenas duraban unas semanas que en las prendas de calidad que solía comprar antes y que aún seguían en mi armario, impecables. Según Green Peace » De tu armario al vertedero«

Pero lo peor no era solo la baja calidad, sino la sensación de vacío.

¿Dónde estaba la emoción de tener una pieza especial? ¿Dónde quedaba la creatividad, la pátina del tiempo en una prenda atemporal, la magia de mezclar piezas con historia? La moda no es solo ponerse ropa, es expresar personalidad, jugar con las prendas, combinarlas sin fin y darles valor.


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Redescubriendo el placer de vestir con propósito

Este consumismo descontrolado me llevó a hacer introspección. No es una cuestión de edad, sino de sentido común. No quiero ser parte de un sistema donde la ropa es prácticamente de usar y tirar. La moda debe recuperar su esencia: calidad, creatividad y estilo personal.

Ahora, cuando miro mi armario, busco piezas que me emocionen, que cuenten una historia. He vuelto a disfrutar del proceso de buscar prendas especiales, explorar mercadillos vintage, invertir en accesorios bien hechos y, sobre todo, darle valor a lo que llevo puesto. Porque la verdadera moda no está en la cantidad, sino en la capacidad de transformar un outfit con piezas bien escogidas y con alma.


Carta Ana Espadas Chic Trends Magazine Digital nº1
Ana Espadas y Camila. Azul Tierra . Foto Javier de la Torre

Un nuevo camino en mi relación con la moda

Mi experiencia con el fast fashion me enseñó que no todo lo accesible es valioso y que la emoción de la moda no reside en acumular, sino en elegir con intención. Hoy miro la moda con otros ojos: no como un consumo acelerado, sino como una expresión auténtica de mi estilo y mis valores.

Y ese es el mensaje que quiero compartir con quienes, como yo, han sido seducidos por la inmediatez de lo barato, pero buscan recuperar el significado real de vestirse bien.

Ana Espadas

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