¿Crees que la cosmética sostenible es una tendencia concreta de los tiempos que vivimos o una necesidad que se hará más latente con el tiempo?
A continuación reflexionamos sobre el tema de la mano de Cristina Morales, gerente de Verum Natura.
Si bien la sostenibilidad en nuestros hábitos de consumo comenzó siendo una tendencia puntual, nos estamos dando cuenta, cada vez más, de que ya es una necesidad.
Y en lo que concierne a nuestros cosméticos no iba a ser menos.
Un análisis sobre la Cosmética Sostenible
La cosmética ecológica lleva ya mucho tiempo ofreciendo esta opción al consumidor.
Últimamente es cuando estamos observando un creciente interés, motivado quizás por la necesidad de un cambio de conciencia con respecto a los productos que consumimos.
Un cosmético sostenible es mucho más que un cosmético natural ya que, según las definiciones oficiales del desarrollo sostenible.
(Informe Brundland,1987) se debe de fundamentar en tres pilares básicos: sostenibilidad social, ambiental y económica.
En lo que se refiere a la sostenibilidad ambiental, en la cosmética ecológica se tiene en cuenta en todas las fases de fabricación del producto:
- Utilización de ingredientes de Km.0 por empresas locales, con el fin de reducir las emisiones derivadas del transporte de los mismos
- Uso de la biotecnología, utilizando, por ejemplo, ingredientes procedentes de cultivos celulares que permiten obtener sólo partes de la planta, con incluso, más concentración de activos.
- Fabricación del cosmético mediante procesos no contaminantes y de bajo consumo energético: “química verde”
- Implantación de energías renovables en los laboratorios: placas solares,etc
- Utilización de envases reciclables, reducción de plásticos en el packaging y envases a granel.
Porque no siempre “natural” es sinónimo de “sostenible”.
Verum Natura
El ejemplo más claro es el del aceite de palma o Elaeis guineensis Oil.
Su uso a gran escala, tanto en cosmética como en alimentación, ha provocado la deforestación de los bosques de Indonesia reduciendo el hábitat natural del orangután además del nefasto impacto en la flora y fauna de su ecosistema.
La industria también cambia
Actualmente existen compañías productoras de aceite de palma sostenible que cuentan con la certificación RSPO (Roundtable on Sustainable Palm Oil) que tienen en cuenta los fabricantes de cosmética ecológica, aunque la mayoría lo están sustituyendo por otros alternativos.
Con respecto a la sostenibilidad social se apuesta por el “Comercio Justo” o “Fair Trade”, con los ingredientes o productos que provienen de países en vías de desarrollo donde se vela por una justa repartición de los beneficios de la cadena comercial, incluso impulsando proyectos de mejora de las condiciones laborales para luchar contra la explotación.
En cambio, a la industria cosmética convencional todavía le queda un largo camino por recorrer hacia la sostenibilidad.
Es cierto que en la UE están tomando medidas, y ya está en proyecto la regulación de los microplásticos: partículas de plástico de menos de 5mm de diámetro presentes en dentífricos, geles, exfoliantes… que acaban siendo ingeridas por la fauna marina y vuelve a nosotros a través de la cadena alimenticia, y que muchos fabricantes de cosmética continúan utilizando.
Otro ingrediente cosmético de gran uso en la industria cosmética son los aceites minerales (Paraffinum liquidum) que no son biodegradables y además son bioacumulativo. En la cosmética natural ambos están prohibidos.
Imágenes Pinterest
Por todo ello, y hasta que no exista una regulación más exhaustiva, la cosmética natural y ecológica se alza como la alternativa más respetuosa con nuestro cuerpo y el medio ambiente.