por Marta Martínez Tato
Suele ocurrirle a muchas que el simple hecho de escuchar la palabra «purpurina» le produzca ya de entrada una leve urticaria. Si además, se escucha dentro del entorno boda, puede pasar de moderada a severa. Porque lo normal es asociarla a exceso, a Navidad, a esa sutil línea que separa lo cursi de lo vulgar -queriéndonos alejar siempre de cualquiera de esos dos extremos- e incluso, a la fantasía propia de la niñez. Y sin embargo, si somos capaces de deshacernos de todas estas ideas preconcebidas y dejamos la mente en blanco, lo cierto es que este recurso, bien utilizado, puede resultar elegante, sofisticado y divertido.
Se cuela sin que reparemos en ello en casi todos los desfiles de esta temporada y, oh vaya, resulta que nos encanta el efecto.
La hemos visto en el pasado desfile de primavera-verano de Saint Laurent. Vestidos brillantes, cuajados de paillettes pero con una estética rockera y trash que la aleja totalmente de la idea cursi que pudiéramos tener.
De la manera más delicada y elegante en el de Alta Costura de Valentino. Al modo disco setentero y de instituto en Gucci y con sutiles brillos en el maquillaje de pasarela. Así que resulta que el glitter es versátil y que está por todas partes.
Una vez demostrada la tendencia, definitivamente la purpurina se lleva, en Chic Trends queremos aplicarla al universo boda de la manera elegante, sofisticada y sutil en la que solo cabe entender esta tendencia. En realidad, es aplicable a lo que una quiera, desde su propio vestido de novia, hasta pequeños detalles en la decoración, pasando por los accesorios o la repostería. La clave está en cómo la utilizas. Jugar con los contrastes y sacarla de contexto puede ser la mejor manera de llevártela a tu terreno: combinándola con accesorios de estilo opuesto o aplicándola en espacios de lo más rústicos. Quizá la única línea roja -si es que ésas existen en las bodas- sería la de reservar sus brillos únicamente para las bodas de noche.
Si siempre has defendido el brillo como estilo de vida, te encantará aplicar el efecto purpurina a tu vestido de novia. Para las más atrevidas y las que huyen del blanco, nos encanta la propuesta en rosa de DelPozo para su colección de primavera-verano 2016. Toda una declaración de intenciones y con la que, desde luego, brillarás con luz propia.
Una opción mucho más sutil y que aporta una estética urbana a tu look de novia, la encontramos en la última colección de Jesús Peiró. Líneas sencillas y un brillo comedido para no caer en el exceso. De una manera menos evidente, puedes optar por la purpurina únicamente para tus complementos: zapatos totalmente cubiertos por este material o con pequeños detalles, como el tacón o una sandalia de tiras finas; tocados, un cinturón aplicado a tu vestido… ¡Las variantes son infinitas! Y según dónde, la cantidad y cómo la apliques el efecto puede ser desde romántico y naïf, hasta sexy y divertido. Para este último efecto, lo ideal es aplicarla al maquillaje. Aplicada adecuadamente alrededor de los ojos, con un pequeño detalle en el pómulo o de una manera delicada en la manicura, puede transformar completamente tu look de novia.
Otra alternativa es la de dejar los brillos únicamente para la decoración del banquete. Guirnaldas, cake toppers de purpurina o pequeños detalles como accesorios para el photocall -si es que lo tienes- pueden ser ese toque de purpurina que entre en tu boda sin necesidad de aplicarlo en tu persona. ¿Nuestro recurso favorito? El de la repostería con este toque brillante que aplica de manera tan sofisticada Caperucita Cupcakes. Tartas con este efecto o cerezas bañadas en brillos dorados para un postre sorprendente.
Así pues, y visto lo visto, muchas nos hemos replanteado el mito de la purpurina y ante tantos -y tan buenos- efectos pasarnos al lado brillante de las bodas.
Foto de portada «Pepe» de Letratelier
Fotos para Hat & Love de Isabel Planelles